LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

domingo, 23 de septiembre de 2012

En esta nocturna procesión





En esta nocturna procesión
ensalzadora de tantos ídolos,
camino a tientas,  con mi vela apagada.
Preguntando creencias voy,
perdido entre esta sonámbula muchedumbre,
buscando el estandarte de mi fe.
Ciego de dudas avanzo,
sintiendo el sentir acompasado
de este palpitar de pasos,
que no se si llevan un solo itinerario
o abiertas diferencias que van a un mismo fin.
aunque me parece que esta vida es;
un acto interminable de fe,
con un fin común de luz,
en el que las velas, tan solo pueden ser encendidas,
por portadoras vecindades.

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mi cabeza es una jaula
con un triste ruiseñor
obligado a razonar,
que sabiéndose con alas,
muerto está de no volar.

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Algunas personas, por miedo a la muerte
no se atreven a cerrar los ojos.

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Mientras que no sepa para lo que sirvo,
que la vida me use para lo que quiera.

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La virtud de la esperanza
es también inconveniente
pues vale para futuro
pero no para presente.

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La vida es                       
 una mujer,                     
una mulata                      
noble y hermosa             
que bulliciosa                 
borda su luz                     
en un gran velo              
donde se abren               
muy lentamente              
sus relucientes               
puntos  de cruz.             

Mientras trabaja             
a veces llora                    
porque no acaba              
su dura obra.                         
 
Aunque en su fiesta                                       
canta contenta                                       
luciendo bella
la linda capa
que borda ella.

Florida piel
con la que tapa 
su fértil ser,
su cuerpo ardiente
que tiene senos
y tiene vientres
entre cañadas
por el amor  
inseminadas.
 
La vida es
una mujer
siempre preñada.


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¿Qué será de mi, en esa hora extrema,
en la que alguien certifique
que a mi tiempo se le pararon los pulsos?

¿Qué será de mi, en esa noche fría, espesa de susurros,
en la que algunos velarán mi dormida ausencia,
en cuerpo presente?

¿Qué será de mi, en esa mañana desenfocada
en la que el dolor ya empezó a ser recuerdo,
cuando mis dolientes ya rendidos a mi sueño eterno,
de espaldas a mi eterna soledad,
se alejen hacia el resto de sus vidas?

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