En toda ideología o lucha social,
siempre se ponen a la cabeza los mismos cabrones. Después de que el líder
espiritual acabe sacrificado, los habituales impostores que solo buscan poder para su propios intereses;
ondeando sus pendones en nombre de la libertad, de la justicia y sobretodo en
nombre de Dios; son los que falsean y manipulan sus indebidas apropiaciones,
dogmatizando y creando normas y artículos de obligado cumplimiento, que alejan
la original ideología de la que supuestamente proceden a una olvidada utopía,
infamemente maltratada y relegada a que sea imposible de ser nuevamente
valorada y rescatada.
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Históricamente siempre los hombres, han sido los que han discutido
sus filosofías, normalmente machistas, al margen de la opinión de las mujeres,
que sabiamente ajenas, se han mantenido calladas ante sus absurdas
disertaciones.
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Me
parece que la mayoría de nuestros pensamientos, son tonterías. Ya que todos los
seres humanos, apenas seamos principiantes en esto del pensar.
Nos
creemos, profundos y altamente racionales; cuando seguramente, no hayamos
salido de un primitivo “párvulo-mental”.
No
es difícil reconocer, como habitualmente juzgamos con despectiva opinión las ideas de los demás, sin darnos cuenta de
que las nuestras, igualmente sean lo mismo de incoherentes. Ya que si nos
observamos sin adornos de autoestima, podremos fríamente sentir, que la mayoría
de nuestros pensamientos, son casi todos, simples tonterías, elementales y
absurdas; comparables a esos garabatos dibujados por los niños o los
primitivos, tan altamente valorados por sus profanos autores.
Quizás
deberíamos de cuestionar mejor, la capacidad de pensar del ser humano actual,
para no supervalorar sus juicios. Y reconocer que estamos todavía a un pequeño
paso de los que llamamos: animales no racionales. Pues apenas hemos levantado
la cabeza para construir accesorios y maquinas; que a ellos no les hacen falta
por estar en adaptada armonía con las naturales fuentes que cubren sus necesidades; y solo por eso, creemos que
nuestra capacidad de pensar es inmensamente superior; además del soberbio
sentimiento de sentirnos, exclusivos portadores de la espiritual alma.
Todo
esto, puede ser que sea un poco verdad, aunque no debo de darle demasiada
veracidad, porque seguramente, tan solo es fruto, de mis tonterías mentales.
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Tengo
en mi azotea, raro mirador,
desde
el que me miro siempre acusador,
ante
los defectos que veo en mi cuerpo
y
que no se bien de quien es error.
Ambiguo
dualismo de poco realismo
entre
lo observado y el observador,
pues
suman los dos igual desatino,
ya
que creo que soy el mismo en los dos.