EL MIEDO
Oscura
pesadilla culpable de mi insomnio que siempre me amenazas con tus insoportables
peligros, cuando me sientes cobarde.
Negra
sombra interior que tanto te me creces en horas de tormentoso silencio.
Monstruoso
habitante de mi ser que con el noble pretexto de tu ayuda, hiciste de mis vísceras el maltratado nido de tu salvaje bestialidad.
Ya
que he visto que tú eres, pestilente vertedero de negativas vivencias, casi
siempre manejadas por perversas intenciones de poderes que se valen, de bulos y
religiones, para anular voluntades, a las que ya no le valen olvidadas
oraciones.
Aunque
por ver una luz, de una posible existencia de divina magnitud, contenida en
todo ser que valora en positivo toda vital experiencia.
Me ha llegado la certeza, de que más allá de la prudencia y el necesario
cuidado, el miedo es un patógeno que tiene al mundo infestado y del que hay que
curarse.
Porque
una vida guardada en los cajones del miedo, esclava de protegerse de imaginados
peligros que constantes le atormentan, tan sólo es un morir que cuenta sus
horas muertas,
Ya que somos como naves que necesitan crecer en niveles de visión,
a sabiendas de que al final, de cada luchadora empresa,
nuestro cuerpo inferior o cohete propulsor,
sin duda regresará, a su original materia.