LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

domingo, 11 de febrero de 2018

No dudemos en valores




No dudemos en valores
predominantes de vida
que ocupan indispensables
sus puestos de jerarquía,
pues sobre todos está
la jerarquía mayor,
como la felicidad
que siempre dependerá
del valor de nuestro amor.
------------------------------------------------------------

Hace tanto tiempo que fui feliz
que ya no recuerdo en que vida fue.
---------------------------------------------------------------------------

La verdad de cualquier ser humano
está por encima de su físico.
------------------------------------------------------------------------------

En este mundo de capas
de hábitos y uniformes,
protocolos y etiquetas
de glamures y renombres
que maquillan y disfrazan
desnudas intimidades;
quien más tapa más esconde.
.................................................................................................

Siempre con el pie en el freno
tendré que ir por este mundo,
tan lleno de baches.
---------------------------------------------------------------------------

En esta vida, primeramente vamos como niños, buscando presurosamente no sé qué tesoro soñado, hasta que en algún destacado extremo de desencanto, comenzamos a volver, plácidamente, aprendiendo de toda experiencia pasada y presente. Convirtiendo la prisa en paciencia, la conquista en constancia, el rechazo o el apego en aceptación, la obsesión en esperanza, el combate en resistencia, la curiosidad en observación, la pasión en amor y el amor en amistad..
Un caminar que amansa el paso y regresa de su desbocada búsqueda, que avanza sin mirar camino, y se aleja de la fuente verdadera, del tesoro más preciado, que se encuentra tan cerca, que siempre está a nuestro lado.
Por eso, en nuestra vida, que bueno es estar de vuelta.
--------------------------------------------------------------------------

El estado ideal;
sin miedo,
sin dolor,
sin cansancio,
sin frio ni calor,
sin preocupaciones,
sin prisas,
sin frustraciones,
ni aburrimientos.
Eterno silencio de una nada
que ya nunca tendrá:
necesidades ni carencias,
ni altibajos de suerte;
“el de la muerte”


---------------------------------------------------------------------------------------



                                   MEDIAS  AVANDONADAS

-¡Nos está mirando, sí, nos está mirando! Ese joven que espera el autobús. Seguro que se estará preguntando: ¿Qué hará ese fino par de medias abandonado en el sucio asfalto? A punto estuvo de cogernos, se le vio en sus excitados ojos, seguramente por el morbo que le supondría tenernos como fetiches sexuales. Mas no pudo, que pena, por la llegada de su autobús; el cual, dicho sea de paso, nos puso pingando de barro al pisar un cercano charco.
 Y aquí estamos, agonizantes, por culpa de una larga historia que pasó apenas sin darnos cuenta. Como si fuera ayer, recordamos, cuando aquellas largas piernas de suave y joven piel, se sintieron todavía más hermosas con el brillo de nuestra fina seda. Con ellas participamos en  tantas gratificantes experiencias, en las que fuimos dulcemente admiradas y pasionalmente  acariciadas, a través de las cuales nos sentimos, intimas cómplices de nuestra satisfecha portadora. Nosotras éramos sus preferidas, reservadas  tan solo para ocasiones especiales, que en aquellos primeros tiempos fueron casi constantes: fiestas y amores sin descanso que necesitaban de estratégicos horarios para no mezclarse.
 Todo fue un feliz desenfreno hasta que poco a poco, juntamente con la piel de la que formábamos casi parte, fuimos sintiendo que nuestra elástica tersura se fue debilitando. Aquellas fiestas y acontecimientos amorosos se fueron esparciendo hasta casi desaparecer. Ahora, éramos más disimuladoras que potenciadoras de aquella desgastada juventud que tanto nos necesitaba. Cuantas veces llegamos con ella, a esta húmeda parada de autobús, para pasear a solas por las orillas del cercano canal: un ancho cauce de profundas aguas plomizas, impenetrable espejo donde bailaban  como caleidoscopios las lejanas luces de la ciudad, espectro luminoso que emborrachaba los sentidos, haciéndolos creer en somnolientas esperanzas de encontrarse con alguna bella historia de amor, venida del pasado.
 Últimamente sufríamos con ella un desencanto creciente que nos llevaba a exhibirnos provocativamente más arriba de correctas composturas, sin que por ello hubiera resultados positivos, más bien, la indiferencia era la desagradable respuesta, cotidianamente recibida. Hasta que toda esperanza se agotó; ya que nuestras existencias habían perdido todo interés de seguir caminando hacia ningún motivo de vida.
 En sus vacilantes piernas percibimos su cansancio. Ya apenas querían andar, aunque seguramente, movidas por alguna excitante dosis de no sé qué bebedizo, hizo que instintivamente nos dirigiéramos hacia esta solitaria parada de autobús, en la que pasamos largo rato aposentados en cabizbaja postura, pensando sin pensar, en nuestro irreversible destino.
 Aunque no sabemos por qué se despojó de nosotras; quizás sería un intento final de desnudarse de sí misma. Ni sabemos por qué desagradecidamente nos abandonó y no nos dejó seguir siendo piel de su piel hasta el fin de su fin.
 Sabemos que ella optó por tomar un nuevo viaje para escapar de la cárcel de su insípida vida. Seguramente se hizo una con las negras aguas, cegadoras del canal, capaces de cerrarle puertas a esta efímera vida, y por qué no, poder abrir otras hacia un más allá luminoso y feliz donde el amor y la belleza podrían ser eternos.
 ¡Nos están mirando, sí, nos están mirando! Los que esperan encontrar siempre a alguien que los espere. Con sus indiferentes miradas ante los pequeños detalles, ajenos a sus lineales rutas. ¡Por favor! No nos dejéis morir en esta pestilente situación. Arrojarnos al canal, salvarnos con ella. Que nuestras fibras con el tiempo, aprendieron a ser humanas.
-------------------------------------------------------------------------------------------------