47
AÑOS JUNTOS
Aquí estoy otro 20 de Abril,contándome aniversarios a tu lado.
Ya sé que no cuentan solo esos 47 años que mi falta de memoria nunca recuerda,
sino ese día a día que tú me das y que yo me guardo en la imborrable memoria de
mi endeudado amor por tí.
Ese que bien sabe que tú me cuidas y me ayudas, con tu incansable buen humor,
con el que también intentas aliviar las asperezas de mis habituales caídas de
ánimo.
Y es que ahora, ya ves, a mis años, me he dado cuenta de que tú, sin duda, eres
ese "Ángel de mi guarda", con el que he sido premiado sin merecerlo.
Divina compañera de mi vida, siento mucho no estar a tu altura y que mi
lastrante tristeza acabe echando por tierra el vuelo de tu hermoso espíritu;
que ya sé que siempre se mantiene ilusionado y fuerte, aunque no así tu dolido
cuerpo tan desgastado por el abuso de su uso, y que yo torpemente, intento
arreglarte con mis besos.
Espero que pronto llegue un novedoso buen tiempo en el que se pueda respirar
sin mascarilla y andar sin miedosos distanciamientos, para que sobretodo tú
puedas disfrutar de tu capacidad de ser feliz.
Ya que debes de saber que yo vivo en una vida super-embargada a cambio de tu
salud, y de tu larga presencia, junto a tus hijos y nietos que bien saben
valorarte.
Porque para mí, el único valor que tiene mi vida, es el que tiene para amarte.
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¡SI YO FUERA BUENO!
¡Si
yo fuera sensiblemente bueno!
¡Si yo fuera empaticamente bueno!
En mis neuronas espejo, dejaría de ver mi repetida imagen reflejada en todos
mis egocéntricos pensamientos, para que solo fueran receptoras de hermosas
imágenes, de dorados amaneceres, de bellos paisajes o de profundas miradas,
portadoras de luminosa verdad.
¡Si yo fuera profundamente bueno!
Captaría esa música, autora de las existenciales notas de ese todo que tan
bellamente las armoniza. Porque todos somos notas musicales componentes de una
universal melodía.
¡Si yo fuera pacíficamente bueno!
Borraría de mi interior todos mis resentimientos, miedos, preocupaciones y
deseos egoístas; esos que tanto alteran la profunda paz que me deseo, en la que
podría sentir la vida liberada de mi traumatizante protagonismo, porque cuando
consigo desprenderme un poco de mí mismo, la vida me sabe a gloria.
¡Si yo fuera inteligentemente bueno!
Comprendería que la vida no siempre coincide con nuestros gustos, porque no es,
una ni nuestra, sino una multidiversidad de partes, todas unidas en simbiótica
armonía, menos el ser humano que tiene una conflictiva libertad para elegir su
relación afectiva, con todo lo ajeno a sí mismo.
¡Si yo fuera sinceramente bueno!
Reconocería la verdad de mis dudas sobre toda verdad, aceptando con humildad
mis naturales desconocimientos, con los que no debo de sentirme incómodo.
Porque solo el sentimiento de la ignorancia camina en la misma dirección que el
de la sabiduría.
¡Si yo fuera comprensivamente bueno!
Valoraría positivamente mis limitaciones al igual que las limitaciones ajenas.
Ya que todo es perfectamente imperfecto, en una existencia siempre en
evolución, en la que solo se puede construir desde abajo.
¡Si yo fuera decididamente bueno!
Lloraría y lloraría, sin parar, hasta que mis lágrimas lavaran mi contaminada
tristeza y solo me quedara la limpia alegría.
¡Si yo fuera verdaderamente bueno!
Seguro que sería, feliz.
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Si buscas a un Dios-amor a imagen de tu capricho, tan solo encontrarás el vacío de tu superflua búsqueda.
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Si crees en un Dios-amor, servidor de tu egoísmo, tan solo será para tí, el amuleto de un falso amor que solo valora el recibir, y no ese que podría ser verdadero, por ser compartido, plural y motor de toda existencia.
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Es la política del pueblo, como rachas cambiantes de un viento, en la que todo queda doblado a favor de la temporal dirección en la que sopla.
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Yo me levanto tan lento,
que mi próxima caída siempre me coge a medio camino de querer levantarme.
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