LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

viernes, 4 de marzo de 2022

Tan solo una fina linea

 

Tan solo una fina línea,
separa: el bien del mal, la libertad de la prisión, la verdad de la apariencia, la alegría de la tristeza, la valentía de la cobardía, la sabiduría de la ignorancia, la ilusión de la tibieza, la fantasía de la torpeza, la vida de la muerte, la luz de la oscuridad.
Aunque nuestra decisión debe de ser rotunda para distinguirlos.

Para distinguir esa "farsa libertad", encerrada en limitaciones de ego que pretende ser libre a costa de limitaciones ajenas; de esa otra "libertad verdadera" que abre puertas de armarios, de etiquetas clasistas, de impuestas moralidades o de dogmáticos adoctrinamientos, para poder elegir respetuosas y voluntarias opciones de vida. Ya que todas las libertades individuales, mientras que estén separadas pueden moverse por libre, aunque al acercarse unas a otras deberán bailar con relacionada armonía.

Para distinguir esa "farsa verdad" que pretende engañar siempre disfrazada: de ceremonias, uniformes u ornamentos que casi siempre aparentan lo contrario de lo que esconden; de esa otra "verdad verdadera" que se capta en la expresión sincera que se ofrece sin prejuicios ni desconfianzas con la auténtica sencillez de los que solo saben hablar de corazón.

Para distinguir esa "falsa alegría" manifestada a través de teatrales muecas, a veces acompañadas de guturales carcajeos casi siempre exhibicionistas y encubridores de escondidas tristezas que siempre intentan burlarse de toda alegría que para ellos no existe; de esa otra "alegría verdadera" compartida a través la dulce mirada que se ofrece gratuita y esplendida, proveniente siempre de limpios fondos de sincera autenticidad.

Para distinguir esa "falsa valentía" que cobardemente dirige y alienta la violencia desde su parapetada retaguardia para conseguir sus usurpadoras victorias a costa de la muerte de pobres inocentes; de esa otra "valentía verdadera" que se manifiesta a través de pacificas exposiciones altruistas y arriesgadas que se ofrecen a favor de la defensa de humanos derechos ajenos.

Para distinguir esa "falsa sabiduría" que se disfraza con títulos y tecnicismos que usan siempre memorizados términos para expresar autoritariamente una confusa verborrea que solo sirve para convencer y engañar a sumisas ignorancias; de esa otra "sabiduría verdadera" que sabe trasmitir y valorar cualquier contenido, siempre a través del análisis y el razonamiento, comprendiendo e interpretando o simplemente aceptando la duda, sobre conceptos difíciles de conocer.

Como la ilusión y la fantasía en los que habría que diferenciar que la "verdadera ilusión y la verdadera fantasía" deben de ser sentimientos conscientes y personales, y nunca alentados ni adoctrinados por manipuladoras creencias. Ya que la sabiduría esencialmente debe de estar apoyada en la ciencia de la conciencia.

Sí, tan solo hay una fina línea que separa el bien del mal, la luz de la oscuridad, la vida de la muerte, aunque hay que tener conciencia para distinguirlos.

 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

 

UN BURRO QUE NO SE LLAMABA PLATERO

 



Yo siempre lo miraba cuando pasaba, soportando su desproporcionada carga.
Era un burro flaco y viejo que caminaba torpemente, posiblemente por su cuádruple cojera. Su columna estaba tan deformada que su cinchado vientre apenas levantaba un palmo del suelo.
Casi todos los días lo veía, caminando cabizbajo, con sus roídas anteojeras, y su triste mirada, tan solo enfocada hacia un duro y sucio suelo, que ya tenía sufridamente memorizado.
A poca distancia, detrás, siempre iba seguido por su chulesco dueño, vestido con sus raídas y brillantes prendas de segunda mano.
Yo a veces acompañaba, discretamente, a mi admirado burro, porque él me miraba, apenas sin verme, cuando advertía mi presencia, y me hablaba, sin palabras, aunque yo lo entendía sin saber cómo.
«No sé qué ves en mí», sentía que me decía, «si sólo soy un burro más, acostumbrado a mis cotidianas y cansadas jornadas, que a lo largo de mi monótona vida, me han desgastado todo menos mi memoria. Una memoria que no recuerda si alguna vez me sentí desatado de esta esclava obligación; aunque sí recuerda que nunca tuvo mi impotente condición, libertad para elegir otra forma de existencia».
-¡Vamos, Azacán!-Grito amenazante el estirado arriero, a la vez que golpeaba con su adornada vara de mimbre, la maltratada grupa del pobre animal.
«He oído que te ha llamado Azacán. ¡Perdóname amigo por distraerte, y que por mi culpa te hayas ganado tu inmerecido castigo!»
«No te preocupes, estoy acostumbrado a ser un burro apaleado que debe trabajar por poco pienso, y al que nunca se le permite protestar».
«No entiendo tu rendida aceptación, y me da mucha tristeza pensar que muchos como tú, vienen a este mundo tan solo a trabajar, siempre sin derechos y apenas sin descanso, a cambio de un poco de pienso, y a lo más, una casa-establo de reducidas dimensiones.
Que tristeza me da, que los que como tú, no tengan esperanzas de nada más, que trabajar al servicio de sus amos, que viven cómodamente a costa de sus esclavos, que cuando ya no trabajan y no sirven para nada, sus vidas están demás, porque simplemente son, cuerpos de usar y tirar.
Que tristeza a mí me dan, esos pobres impotentes que como burros trabajan, aspirando a que la muerte, al fin les dé un gran descanso».
«No seas tan lúgubre, amigo, que no es tan triste mi vida, porque yo, aunque soy burro, también soy viejo, por lo que tengo alguna sabiduría, ya que mis prolongados silencios me han dado mucho para pensar.
No sé si sabes lo de la burra de Balaán, que pudo hablar lo que ella únicamente veía, como yo lo estoy haciendo ahora contigo. Pues las vidas no son, ni mucho menos, lo que aparentan. Tú crees que mi existencia es monótona y vacía, sin embargo desconoces mis dimensiones mentales, capaces de viajar a través de existencias paralelas, en las que soy un burro volador y libre que retoza entre matorrales de jara y espliego. Porque la mente siempre se escapa de las prisiones del cuerpo. No lo dudes, seguramente está más preso mi amo que yo. Porque la verdadera vida reside en los sentimientos que tenemos para los demás, y sobre todo para nosotros mismos; porque no hay peor tristeza que la que siente el que mal siente.
De todas formas está bien que tú, y muchos como tú, toméis conciencia, de que es de justicia, que el trabajo y el descanso, sean repartidos entre todos por igual. Porque solamente a través de una creciente conciencia, capaz de reconocer que todas las existencias de este mundo son dignas y respetables, se podrá alcanzar un nuevo mundo en el que no haya explotados ni explotadores, sino una armonizada vida en la que todos y todo, coopere a favor de la felicidad universal».
Poco después, pasado un silencioso espacio de tiempo, decidimos despedirnos.
«¡Con Dios, amigo!» Me dijo él, plegando ligeramente una de sus orejas.
«¡Adiós y que descanses!» le dije yo, mirando cómo se alejaba con la pesada carga que apenas podía sostener.
Pasaron varios días en los que eché en falta la presencia de mi amigo Azacán, hasta que mi esperanzada atención pudo observar a lo lejos, como se acercaba, un burrito anormalmente cargado, arreado de mala manera, por el ya conocido, desagradable arriero. Conforme se iban acercando, fui descubriendo con cierta tristeza, de que no parecía mi amigo Azacán.
Si, era otro burro, quizás más joven y todavía fuerte. Yo lo miré temiendo que no oiría mis sentimientos, aunque, extrañado percibí, "que su mirada me saludaba".


-----------------------------------------------------------------------------------------------