LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

miércoles, 18 de mayo de 2016

¡Esto no es verdad!




¡Esto no es verdad!
Solo somos sombras de otra dimensión.
Estamos en cueva, ausentes de sol.
Somos paralelos a otra realidad,
mucho más perfecta, de nivel mayor.
Somos proyecciones, sombras deformadas,
esperpentos violentos y desconfiados
que sufren de miedos y de irrealidad.
“Esto no es verdad”.
Solo es pesadilla de una mala noche
que se acabará.
Abstracta existencia, siempre incomprensible,
llena de misterios, nunca descubiertos,
desde esta apariencia, tan desfigurada,
que no tiene datos, tan solo invenciones,
y muchos vacíos que hay que llenar,
con creados credos que den soluciones
a nuestra impotencia, tan existencial.
Mentiras usadas por las religiones
en esta existencia que no es de verdad,
solo un negativo de otra realidad,
tan solo visible en noches de luz.
Cuando en claros sueños, lejanas verdades,
se llegan a ver, con distintos ojos,
que viajan, astrales.

jueves, 5 de mayo de 2016

He encontrado, buscando, que no hay nada que encontrar.




He encontrado, buscando, que no hay nada que encontrar, si no se lleva puesto.
Que no hay lugar de paz que no pueda ser alterado, aunque sea tan solo por el leve zumbido de una mosca.
Que no hay amor recibido que no pueda ser malentendido.
Que no hay abierta libertad que no pueda ser prisionera de un sinsentido.
Porque quien en su interior lleva paz, puede encontrarla hasta entre estrepitosos ruidos de mercado.
Quien contiene amor, lo encontrará en toda existencia, sin excepción ni condición.
Quien siente verdadera libertad, la tendrá hasta en la más oscura mazmorra.
Todo lo que se encuentra es porque se lleva dentro.
Por eso lo mejor es buscar en nuestro interior, abriendo la piel de nuestro ego, para darle libertad al humor de nuestra esencia; al alma que nos hace ser todo, que nos identifica con todo y siente la paz en el encuentro. La paz de sentirnos vida, libres de nuestro propio encierro. Libres de nuestra desconfianza y nuestro miedo, a perder lo que no es nuestro sino de todos. En paz y libres para abrazar todo lo existente, con ese sentimiento sublime y matriarcal de la existencia que es el amor. Base de todas las demás virtudes. Dimensión desde la que solo podemos ver, si miramos con alta mirada, abierta a ver, que todo es amor, en un fondo tan hacia fuera, que solo es separado de esta oscura visión humana, por un leve cascarón, correoso de romper. Para saber que todas nuestras sombras solo están en nuestra forma de mirar; en nuestros ojos de fuera y no en los de adentro. Capaces de ver que todo es paz, que todo es libertad y por lo tanto, amor; gloria divina. La cual se nos manifiesta, a veces, a través de un rayo de luz, o mejor; un claro de luna, que como infancia caprichosa, se duerme cuando despertamos a un nuevo día, con sus nublos y su mal tiempo, otra vez opaco y turbio, en el cual nuestros ojos se abren, los de fuera: esos lagañosos que no saben mirar más allá de nuestros desconfiados miedos.

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martes, 3 de mayo de 2016

"Los dueños de la vida"




Los dueños de la vida”. Los que mandan”. Los que lo tienen todo”, y nunca pierden:
 ni con crisis, ni terremotos, cambios climáticos, guerras, hambrunas o lo que sea.
A ellos nunca les afecta ningún mal, con sus buenas casas y sus acumuladas remesas de apropiación indebida. Al contrario, se enriquecen con la pobreza y la violencia. Venden sus armas, sus máquinas y el combustible para que funcionen. Revalorizan sus especulativos prestamos, dejando endeudados a los pueblos para siempre, con una deuda creciente y dependiente de sus caprichosos esclavismos. Para que los pobres sean cada vez más pobres y sumisos a acatar los miserables sueldos con los que dicen que se deben sentir dignamente pagados.
Si sus empresas no son avariciosamente rentables, los obreros se quedan sin nada. Si un país cae en crisis por el motivo que sea, y no tiene dinero para levantarse; tan solo la caridad puede hacer algo por él, porque el dinero que tienen ellos, solo es para ellos, bueno. El dinero no, sino los recursos que se pueden obtener con el dinero, que lo es todo, incluida la mano de obra, que debe de estar trabajando solo en beneficio de ellos. Porque los pobres no tienen nada, no son dueños de nada, ni de sus vidas siquiera.
Desde que inventó el dinero, el género humano cometió un gran error: el de darle valor a lo brillante y a lo contante aunque de papeles se tratara. Y no a las labores y al trabajo que producen verdaderamente los bienes que se necesitan para vivir.
“Tanto tienes, tanto vales”, se dice. Y no se trata de tenencias de sabidurías y habilidades de oficio, sino de papeles que escrituran una propiedad privada, tan privada que nadie tiene derecho ni a cuestionarla.
¿Por qué, después de tanto sacrificio y de tanta lucha por la justicia social, de tanta palabra hablada y escrita por tantos escritores y profetas de la esperanza, y tantos que denunciaron y murieron por un mundo mejor, no se ha conseguido casi nada?
¿Pero qué pasa con la injusticia de los poderosos y la cobardía del pueblo llano? O será solo, incultura distraída con espectáculos ajenamente competidores que engañan al aborregado pueblo con ganancias de pantomima.
¿Qué pasa con este pueblo que no despierta? Para saber que nadie debe de ser dueño de nadie. Que la tierra, el agua, el aire y la vida, son de todos, y no exclusivos de unos pocos, que no sé con qué derecho se han apropiado, solo con papeles que dicen: “esto es mío, y que Dios me lo bendiga”.
Prohibida debería de estar la propiedad que no fuera de uso personal: vivienda y enseres suficientes y no exagerados, que deben de ser asignados a cada familia, y que no debieran querer más. Pues seguro es que todo lo que alguien tiene de más, otro lo tendrá de menos. Aunque sí debe de haber derechos sociales, conseguidos con acuerdos democráticos como: cultura, sanidad, alimento, descanso, actividades lúdicas, protección y libertad para elegir la dedicación y la fe que se quieran, siendo el respeto a los demás la ley principal.
¿Cuándo llegará esa tierra prometida, en la que reine la justician y la igualdad, por tantos luchada,  padecida y anhelada?
Ya está bien de tanto dueño enganchado a esa pecaminosa adicción capitalista, que cuanto más tiene, más quiere.

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Me parece que me he descubierto un método para escribir:
Se sueña una musiquilla y las palabras salen a bailar.

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