LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

sábado, 23 de mayo de 2020

Vacío existencial


 Anoche, yo no sé si viví un sueño o soñé una realidad.
 Pues tan solo sé que después de haber leído un cuento de Herman Hesse, llamado: "El camino difícil", me encontré andando por una estrecha ruta de montaña, salpicada de movedizas piedras, en las que mis torpes pies, tropezaban y se resbalaban a cada paso.
Por ella, mi fatigado caminar, ascendía por una creciente pendiente, escasamente adornada por una descolorida vegetación; sin saber, si buscaba algo, o tan solo huía de mi comprimida saturación mental.
 De todas formas, seguí escalando, a veces a gatas, buscando ahora un propicio lugar, donde mi agotada impotencia pudiera descansar. Cuando inesperadamente, la tortuosa subida fue dando paso a una altiplanicie, que aunque desprovista de ningún vivo color, se podía decir de ella, que era una buena zona para mí necesitado reposo.
 En aquel semiárido paraje, pude observar un pequeño lago, de brillante superficie, impenetrable a la mirada, sobre el que caían hilitos de un líquido de semejante color, a través de una alta pared que frontalmente lo limitaba.
 Sin pensármelo demasiado, busqué un idóneo aposento cercano a su orilla, desde el que intenté relajarme, tirando chinitas sobre aquella plomiza planicie. Observando en ella, como se formaban arremolinadas espirales, que parecían manifestar, que en mi mente, no podían descargarse mis bloqueadas ideas.
 Así seguí, ensimismado en aquella superflua distracción, hasta que mi confusa visión, pudo ver una reflejada imagen que al parecer estaba situada a mis espaldas.
Un poco asustado me levanté, observando que se trataba de un extraño ser, de piel azulada y un poco traslucida; cuya estatura y edad eran totalmente indefinibles.

--¡Muy buenas!-- le dije, sorprendido de su extraña apariencia.
--¡Muy buenas!--me contestó, atentamente.
--¿Tú eres real o solo eres producto de mi trastornada imaginación?--le pregunté.
--No lo dudes, yo soy real, aunque de una naturaleza diferente a la tuya.
--Perdona mi confianza, pero es que yo creo que te conozco de algo, porque tu imagen me es familiar.
--Claro que me conoces, yo soy tu Alma. El hueco, que tus deseos y tus preguntas, han hecho en ti. Ya que cuántas más preguntas tú te hayas hecho, más he crecido yo en tus adentros.
 Por eso dices que crees conocerme, porque yo soy la imagen, de tu vacío interior.
 Aunque al final de tu tiempo, nuestros destinos se separarán.
 Tú, volviendo a ese universal polvo de estrellas. Energética materia que siempre está dispuesta a combinar, evolutivamente, sus átomos, para crear mágicas células de comprensión.

 En cambio, yo, me uniré a esa niebla imprudente, repleta de incógnitas. A esa nube de vacíos interrogantes, capaces de alojarse, posiblemente, en espacios interatómicos. Y volar a través del viento, buscando siempre seductora; el poder contaminar con sus brillantes pompitas a débiles estados de duda--.

Conforme hablaba, yo veía que su etérea figura, iba difuminándose; por lo que con desesperada suplica, le dije.
--Espera, no te vayas, que tengo que decirte la mayor pregunta que me tiene atormentado.
"¿Para qué queremos tanto vacío, sin respuesta?"--.

Más no hallando a nadie cercano que me pudiera contestar; tan solo pude oír; mi eco reflejado en aquella pared frontal, que con la vibrante voz de una posible “Alma colectiva”, repetía mi pregunta.
--¿Para qué queremos tanto vacío, sin respuesta?--

Seguidamente, una oscura ausencia me invadió, y un desconsolado dolor oprimió mi pecho.
Aunque poco después, gratamente fui sintiendo, como una maternal mano, acariciaba mi cabeza; acompañada de una suave voz, que me decía:

--No te preocupes pequeño mío, "ya crecerá vuestra infantil incomprensión". Descansa y duerme--.

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LA JUNGLA

«En aquel estropeado habitad, había muchos animales de variadas razas, aunque sobre todo abundaba el ganado ovino y caprino, en los que destacaban por sus retorcidas cornamentas, los correspondientes machos de las dos especies, pertenecientes a la familia de los bóvidos.
Todos estos aborregados rebaños, iban severamente conducidos por amaestrados perros que principalmente usaban sus violentas acciones, para controlar a través del miedo, sobre todo a algunas ovejas negras que siempre estaban dispuestas a salirse de los rediles establecidos.

 También había sobre muchas cornisas: mochuelos, búhos o lechuzas, que vigilaban con sus atentas miradas, todos los comportamientos que debían ser informados al indiscutible poder controlador.
No obstante, algunas astutas especies, habitantes de madrigueras, intentaban mantenerse al margen del sistema instituido, hasta que eran presa de estratégicas trampas o de adiestrados hurones, comadrejas o serpientes, que con sus rastreras adaptabilidades, pronto acababan con sus escondidas libertades.

 Normalmente muchos equinos, trabajaban como burros, por poco pienso; aunque ciertos alazanes, por sus elegantes posturas, eran preferidos para usos de adorno o de lacayo servicio.

 Las pocas aves de canto libre, supervivientes de la creciente contaminación; fueron desplazadas por especies invasoras, como siniestros córvidos y parlanchinas cotorras, capaces de convencer con sus repetidas pláticas y verborreas, siempre aprendidas, a todo tipo de manipuladas orejas.

 También había diferentes especies de altivos animales, dotados de destacados atributos para la competición, que normalmente eran utilizados para distraer y relajar las resentidas rabias de casi todos los habitantes de aquella inhumana jungla.



Aquel merca-sistema, basado en el egoísmo, era un propicio hábitat generador de especies de farsante condición, en el que abundaban intermediarias alimañas y mimetizados representantes; todos ellos cómplices, de un selvático terreno, en el que todo estaba regido por una jeralquizada animalidad.
 

 Aunque sobre todos dominaba, un orgulloso mono, montado a caballo, que desde su lejana y soberbia postura, observaba con indiferencia sus domesticadas propiedades».

--Abuelo, es muy interesante esa historia tuya en la que has usado a los animales para referirte a simbolizados humanos; aunque no sé por qué, en ella, no los has mencionado.
--Si, querido nieto, lo he hecho intencionadamente, porque en ese mundo tuyo que hace tiempo yo dejé, todavía no hay verdaderos seres humanos; sino irracionales homínidos, principalmente regidos por instintos, fáciles de programar por hábiles domadores que saben cómo engañar con pequeños premios, a miserables valoraciones.

--¡Gracias abuelo, por tus sabios cuentos!
Y no te olvides de que en mis sueños, "siempre te estoy esperando"--.

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lunes, 11 de mayo de 2020

Relato sobre un cuadro



RELATO SOBRE UN CUADRO

Buscando yo un cuadro para mi relato, me he encontré el Guernica de Pablo Picasso, que casualidad.

Este cuadro al óleo, de estilo, cubista sintético, tiene tres colores: el gris, el azul y el blanco. En él se trasponen como collage, nueve figuras variadas, sintetizadas en formas cubistas, contradictoriamente ligadas sobre planos analistas. Divididos por una vertical a la que se llama umbral y que separa dos partes; a la izquierda se representa el interior de una casa; y a la derecha, el exterior.

Esos nueve personajes que describo a continuación, con sus dudosos significados, por tan diversa opinión.
Son: cuatro mujeres, un toro, un caballo, un guerrero, una paloma y una bombilla.

Las dos mujeres de los extremos, claman, mirando hacia arriba, por la vida y el sufrimiento; la de la izquierda con niño, por el dolor psíquico; y la de la derecha, por el dolor físico.

Las otras dos mujeres, que parecen desplazarse de la derecha al centro; una con la pierna lisiada, sería una alegoría a los civiles heridos; y la otra con quinqué que sale de una ventana y que alumbra la barbarie que está pasando; significaría la libertad guiando al pueblo.

El toro, que se muestra impasible mirando al público, al parecer simboliza al mentiroso fascismo que siempre culpa a otros, de sus propias culpas, y que al final acaba venciendo.

El caballo, atravesado por una lanza, representaría al pueblo vencido, al que solo le queda el arma de su puntiaguda lengua.

El guerrero tirado en el suelo, desmembrado y con su espada rota, representaría una rendida lucha, a la que solo le queda una pequeña flor de esperanza.

La paloma, apenas perceptible, que grazna a los cielos, como las mujeres enmarcadas de los lados; representaría el clamor de un deseo de paz, o también una paz derrotada.

La bombilla significaría la luz artificial, que aunque ilumine es bastante engañosa; además representaría el adelanto tecnológico que identifica de forma negativa a las nuevas armas, tan destructivas. En cambio, el Quinqué que lleva la mujer que representa la libertad, que es una luz natural; parece que simboliza la verdad que desenmascara ante los ojos del mundo las mentiras del fascismo.

Este cuadro, según Pablo Picasso, era un arma de combate para un pueblo desarmado.

Más, yo, desde mi humilde opinión, también quisiera decir; que para un pueblo, normalmente desprovisto del poder armamentista; su mejor y única arma de combate, para poder defender sus mancillados derechos; está en el comprometido "arte" que tenga claros mensajes de denuncia y de conciencia que trasmitan la verdad, a un pueblo que siempre estuvo sometido al capital, por culpa de no saber; que cuando crece el espíritu en las mentes salen alas, defensoras de la dignidad.
Porque el arte que está vivo y que alimenta al espíritu, es arma de libertad.

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Un buen líder es el que ofrece sus ideas y su vida a favor de un camino,
en el que nunca se pone a la cabeza.

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