Salve,
Dios te salve reina y madre
vida que nos sufres,
y a veces nos das luz.
Esperanza nuestra,
a ti llamamos los desterrados
de ser felices,
gimiendo y llorando
en este valle de desesperanzas.
Ea pues señora,
abogada nuestra.
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
para ver el bien
que nos dé justicia,
libertad y amor;
fruto bendito de tu divina esencia.
Porque somos dignos
de sentir verdad y de ser felices
con lo que nos das.
Ruega por nosotros,
Santa Madre Vida
para que alcancemos,
al menos la PAZ.
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Escuchando los lamentos
que constantes voy gimiendo,
Más que tormentos de vida
parecen que sean de infierno.
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Artistas, hay muchos artistas,
aunque arte, hay bastante menos.
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Estoy casi seguro de que pronto se descubrirá
que genéticamente pertenecemos, todavía,
a un eslabón, no totalmente humano.
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Siempre hay una puerta o una ventana abierta.
En todo hay una salida hacia lo verdadero.
No hay: ni ser, ni vivencia, ni ideología, ni religión, ni filosofía;
que sea estanca.
Aunque sea tan solo: un sentimiento, un deseo, una ilusión,
una frase, una palabra o un verbo.
Siempre hay en todo, alguna cosa que salvar, aunque sea
pequeña.
Nada es totalmente desechable.
Pues siempre habrá, al menos: una perla, o alguna preciosa
ganga que rescatar
de entre toda la masiva mena, tan llena de impurezas,
que tanto nos hace creer, a veces,
que hasta la misma vida carece de sentido.
Ya lo dijo quien lo dijo: que con tan solo la existencia:
de un hombre justo, de una verdad, entre toda una universal
mentira,
habría salvación.
No hay duda, nuestra fe, nos da fe de su existencia;
de que siempre hubo, hay y habrá, un detalle verdadero:
en cada cosa, en cada historia, en cada ser, en cada
vivencia.
Una puerta, una ventana abierta a la verdad y a la vida,
que siempre estará dispuesta a guiar nuestra salida.
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Inspirar, espirar; inspirar, espirar.
Levantarse y caer, y otra vez levantarse.
Llorar y consolarse, padecer e ilusionarse.
No poder y luchar, apretar y relajarse,
para abrirnos cada vez más al amor.
Habrá que aprender a vivir esta vida,
que es un claro parir a dolor.
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A lo mejor no somos seres individuales,
y estamos repartidos ocupando cuerpos ajenos,
como también somos ocupados por otros.
Igual compartimos cuerpos,
y todo en lo que nos
identificamos, somos.
Cuerpos abiertos hacia fuera, a través de los sentidos,
de comunicación, de ver, de oír, de hablar o valorar.
Abiertos y conectados hacia prolongaciones extra corporales,
que nos aúna en seres superiores, a lo que individualmente
creemos.
Macro seres que pueden crecer y multiplicarse
a través de lentas evoluciones o revolucionarias
explosiones.
A lo mejor somos mucho más de lo que creemos que somos,
y podemos decirle a los semejantes:
¡Somos la misma persona¡
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Hay un ángel-demonio, en la vida material,
guardián del secreto de su tesoro,
que a todo el que intenta adentrarse en el,
no deja de atacarlo con sus castigos.
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Hasta que: la escritura, la contabilidad y la justicia,
dejen de ser ciencias complejas,
el hombre pobre y manso, no podrán poseer
el reino de este mundo.
