LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

martes, 5 de abril de 2016

Esta noche he tenido un sueño.

 

Esta noche he tenido un sueño:
el sueño de que revolucionariamente, en el mundo, se había declarado la paz.
Iba la gente, tumultuosamente, saludando y abrazando a todos los que al paso encontraban, invitándoles con alegría a que tomaran parte de la revuelta popular. Sacaban libremente a los soldados de sus tanques, a los que sometían con afectuosos clamores y sonrisas que contaminaban de paz a todos los que portaban armas, los cuales, enfermos de la misma perturbación, las arrojaban con desprecio.
La gente corría despavorida de felicidad, algunos lanzando dinero al viento, el cual revoloteaba con tal abundancia que parecían copos de papel; maná que llegaba a todas las manos necesitadas.
La minoría resistente era convencida a base de jubiloso optimismo y manifestaciones de sincero cariño y aceptación. No había mal que no se rindiera ante el poder de tanta bondad.
Las plantas y los animales parecían contagiarse de la misma alegría; las plantas con sus colores y flores, pregonando primavera; los animales retozando, cantando y volando en una explosión de divina fiesta en la que todos lucían su maravillosa diversidad.
La paz había ganado. En el mundo no había violencia ni hambre, todos vivían sencillamente pero sin carencia. Las máquinas y la tecnología pasaron a ser solo servidoras del bienestar humano, potenciándose los valores ecológicos, culturales y de afectividad con todos y con todo. Al amor se le dio la divinidad máxima, gestor y creador de todo lo existente y por existir. Desaparecieron las oraciones rogativas y de perdón, para pasar solo a continuas alabanzas, manifestadas a través de los sentidos, los cuales disfrutaban de la extensa y variadísima abundancia que de todo manaba, siendo esta emanación de olores, sabores, colores, texturas y sonidos, a la vez, sabidas alabanzas emitidas por toda existencia agradecida.
Al trabajo, se le cambió el nombre por el de servicio, el cual era un gozo para todos, ya que cada persona buscaba servir en lo que mejor sabía, no faltándole a nadie dedicación ni descanso.
La esperanza, ahora era una virtud activa, porque en un mundo en paz se podía crecer infinitamente en felicidad. Todo era un big bang de belleza y armonía, de alegría y amor.
Anoche tuve un sueño, ya sé que solo un sueño, con el que ahora, un poco más despierto sigo soñando.
La revolución de amor y paz que en este mundo, desde siempre se está esperando.

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