LO HE LEIDO, LO HE SOÑADO, LO HE VIVIDO..., YA NO LO RECUERDO, QUE MÁS DA.

domingo, 7 de julio de 2013

¡Tiene que existir! ¡Tiene que existir!




¡Tiene que existir! ¡Tiene que existir!
Ese paraíso siempre deseado,
esa felicidad siempre infante, que nunca envejece con el tiempo.
No puede ser mentira esa ilusión que a veces nos inspira;
sobrenatural belleza y luz, más allá de cualquier sombra.
Cuando veo las olas del mar golpeando levemente su orilla,
o el chorrear de las filtradas aguas, a fluyentes.
Cuando veo el verde prado, la divina montaña, la mariposa o la flor.
Cuando siento la música, acompasando mi latir interior.
Yo me digo.- ¡Tiene que existir!
Una existencia superior, llena de paz y de amor,
donde no haya miedos ni preocupaciones,
donde la alegría no tenga atardeceres.
Tiene que existir esa gloria,
en algún más allá de este estancado presente,
de esta existencial ceguera.
En alguna dimensión, extraña a este mundo,
en el que tanto nos cuesta abrirnos.
Pues solo esa vida sobrenatural, se abrirá a nuestra visión,
cuando seamos capaces de mirar con el corazón.

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Tan solo, cuando dejamos de oír el monótono tropel, ensordecedor, de la maquina que se mueve al vivirnos.
Cuando logramos cerrar los oídos  a su ruido.
Tan solo cuando descansa nuestro silencio.
“Surge la pregunta, de nuestro interior”.
Siempre se nos asoma la pregunta.
Esa semejante a una gran mano que pide respuestas,
a un gran oído que espera verdades.
Sin saber que cada pregunta lleva su respuesta, adjunta;
la que esperamos recibir.
Aunque para cada pregunta hay muchas respuestas, pequeñas,
acechadas en cada deseo, en cada opinión.
Posiblemente, la vida, sea una gran pregunta;
la pregunta global, incontestable.
Si no sabemos contestárnosla, paso a paso.

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A mí no me da miedo la muerte,
porque temo infinitamente más,
a los estertores de esta agónica vida.

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La vida nos corta todas nuestras salidas, a la felicidad, para solo dejarnos una. Lo difícil es saber cuál es.
Aunque seguramente para entrar en ella, antes habrá que despojarse, sobre todo de egoísmo, además de afincamientos terrenales, a pegamientos emocionales y dependencias espirituales. Así como de todo lo que nos evite salir de nuestro Yo.
Porque la felicidad tan solo está, camino de la autentica libertad, a la cual no se llega por otro camino que no sea, el AMOR.

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Con una buena comida al día, lo demás es galguería.
Se dice el pobre, que para comer bien, no encuentra día.

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Dicen que Cristo murió para salvar a los pobres.
Y yo me digo ¿Cuántos pobres tendrán que morir para que Cristo por fin los salve?

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