Gritos de libertad

Gritos de libertad desde siempre pregonados, por tantos 

libertadores que sacrificaron sus vidas en nombre de la verdad. La 

que ilumina comprensiones y empatías, la que sabe de derechos y 

de igualdad, la que siempre se pone de parte de los pobres, de los 

mansos, de los justos, de los que ganan el pan con el sudor de sus 

frentes.

¿Hasta cuándo, las mentes humanas permanecerán estancas a la 

divina visión de la justicia y el amor?

Muchas formas, ceremonias, tradiciones, religiones, militancias; 

practicadas todas ellas tan superficiales, que son como corazas 

aislantes de sensibilidades de corazón, siempre protegidas de 

cualquier verdad que no convenga a la salvación de ventajosas 

poltronas capitalistas.

¿Hasta cuándo, esta sorda humanidad seguirá con sus cabezas 

inclinadas hacia sí mismas, pendientes de sus triunfos, de sus 

bolsillos y de sus intereses inhumanos y egoístas?

¿Hasta cuándo, el pueblo obrero del mundo, ignorará que su mayor 

enemigo es una sola Hidra capitalista dotada de muchas cabezas 

que siempre le crecen aunque le sean cortadas. Y que sus 

poderosas y retorcidas agresividades atacan de muy variadas 

formas al manso pueblo; a través de la explotación, del 

dogmatismo, de la corrupción, la delincuencia, el acoso, y toda 

violencia física o mental que siempre procede de una sola culpable 

mentalidad capitalista, basada en la competitividad en la que su 

poder piramidal es patrimonio absoluto de su cúspide, la cual pone 

todo su empeño en evitar que la conciencia y la cultura nunca 

lleguen a contaminar de sabiduría a su distraído y manipulado 

 pueblo.

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En la orillita del rio 
que va buscando la mar 
siento su viva corriente 
y su murmullo al pasar,
más sospechando que algo 
va diciendo su cantar, 
yo afino bien mi atención 
hasta que entiendo su hablar. 
Agua que pasas viajera 
con tu vida tan plural, 
tu que manas de la fuente, 
de la piel y el lagrimal, 
y que habitas las alturas 
y nos llueves por igual, 
háblame de tus caminos 
y de tus ganas de andar. 
Cuéntame las inclemencias
que orientaron tu caudal 
hacia ese mar que buscas, 
allí donde te abrirás 
a tu verdadera anchura 
donde al fin todo serás. 
Estimado hermano rio 
enséñame la verdad, 
que como tú, siempre busco, 
el mar de mi libertad. 
Amigo, rio de mi vida 
que siempre como ella vas, 
acelerado en creencias 
y más lento en el dudar. 
Siempre contigo yo tuve
un vínculo existencial 
pensando que tu corriente 
era un constante buscar. 
Aunque ahora, más serenos, 
ganando en profundidad, 
después de muchas vivencias 
que acumularon verdad, 
descubrimos que en nosotros 
llevamos nuestro final, 
pues con la sal que arrastramos 
fabricamos nuestro mar.

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Hay días que por no ver lo que no quiero ver, 
quisiera cerrar los ojos para siempre.

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A los paisajes hay que mirarlos desde lejos, 
lo mismo que a las personas.